miércoles, 13 de noviembre de 2013

El agua en las tuberias y su comportamiento

Casi todo el mundo tiene ya asumida la importancia de la desinfección del agua que nos llega del exterior a la entrada de la explotación; pero, ¿y el agua de las tuberías? ¿No cambia sus características una vez ha entrado?
Así es, las tuberías de las granjas son un medio al que raras veces se accede y en que las condiciones son muy diferentes de las que encontramos en el exterior, o en los propios depósitos. Nos sorprenderíamos de lo que se podría observar si introdujéramos por ellas una cámara endoscópica como se hace a menudo en la industria alimentaria.

¿Cuáles son las alteraciones que más comúnmente nos encontramos en el interior de las tuberías?
Lo más frecuente es encontrar reducciones y estenosis de la luz por la presencia de incrustaciones debidas a la cal, desarrollo de biofilm o de esa sustancia mucosa y gelatinosa que a veces llega incluso a obstruir totalmente los conductos.

¿Qué es ese moco gelatinoso?
La aparición de ese moco gelatinoso está muchas veces ligada a la formación del propio biofilm, no sabiendo muchas veces dónde empieza uno y dónde termina otro.
El biofilm se forma por acúmulos de bacterias y otros microorganismos que construyen a su alrededor todo un entramado de exopolisacáridos muy complejo que los envuelve y protege del ataque de antibióticos y desinfectantes. Normalmente es microscópico y no se ve, pero, en ocasiones, cuando se desarrolla más, llega a aparecer toda esa sustancia gelatinosa.
Un biofilm puede formarse en prácticamente cualquier superficie por limpia que parezca. Por ejemplo, su eliminación es algo que trae de cabeza al personal sanitario de las unidades de cuidados intensivos en materiales tan críticos como el interior de los tubos endoscópicos, siendo responsable de no pocas infecciones nosocomiales que se dan en los hospitales.

¿Por qué motivos se forma?
Como hemos comentado, el biofilm es una proliferación de microorganismos y su aparición se ve favorecida por las incrustaciones debidas a la cal presente en las aguas duras que le sirven de base, por la temperatura, la presencia de materia orgánica, etc. También favorecen su formación, y la del propio moco, los restos precipitados de los tratamientos con antibióticos y algunos de sus excipientes, ciertos ácidos orgánicos que se emplean como promotores y otros tratamientos que se hacen vía agua. Con todo esto, es fácil imaginar cómo el interior de las tuberías de las granjas es un ambiente más que propicio para su formación y desarrollo.

¿Qué riesgos implica todo esto?
Pues al margen del taponamiento en sí de las tuberías que puede llegar a dejar a los animales sin beber, hay otros riesgos de tipo microbiológico y de seguridad alimentaria. Los primeros por el riesgo de infección en los animales y los segundos porque pueden aparecer contaminaciones cruzadas con los siguientes lotes de animales.

¿Se pueden detallar un poco más esos riesgos?
Los riesgos microbiológicos vienen dados por dos factores. El primero es que, siendo materia orgánica, la presencia de este biofilm y moco contribuye a la inactivación de los desinfectantes antes de tiempo en el interior de la línea. Es por esto que muchas veces nos encontramos que no llega producto activo al final y no aparece residual del mismo. Es porque el desinfectante se va inactivando al entrar en contacto con toda esta materia; lo que implica que no se asegura una adecuada desinfección del agua consumida por los animales y la eliminación de los potenciales patógenos que esta pueda contener.
El segundo factor de riesgo es que este biofilm puede llegar a desprenderse de la tubería y ser vehiculado con el agua, bien a otro punto de la tubería, donde generará una nueva colonia, o incluso al propio bebedero con el consiguiente riesgo de infección para el animal que ingiera el agua que lo contiene; pues no hay que olvidar que está formado por infinidad de microorganismos de todo tipo.
El otro riesgo, el de la seguridad alimentaria, es un factor que hay que tener muy en cuenta a la hora de llevar a cabo el mantenimiento de las líneas de bebida.
Volviendo a esa porción desprendida, y que ha llegado a la boca del animal,  no solo contiene bacterias, sino que, como se ha comentado, también puede estar integrada por restos de antibióticos y otros tratamientos anteriores; lo que implica el riesgo de aparición de residuos en la carne u otros productos de origen animal cuando, teóricamente, ese lote de animales no estaba recibiendo tratamiento alguno.

¿Cómo se pueden prevenir estos problemas?
Considerando las tuberías como una parte esencial más en el vacío sanitario y asegurándonos de dejar limpio y desinfectado su interior entre los diferentes lotes de animales. Para ello se deben emplear productos que no solo desinfecten, sino que sean además capaces de retirar también toda la materia orgánica formada, es decir, han de tener capacidad de detergencia y de emulsión de esa materia; así como de eliminar los depósitos de cal que sirven de asiento al biofilm. No se debe confiar esta parte del vacío sanitario solamente a un desinfectante por sí solo, pues esta sustancia mucosa es capaz de inactivarlos y resistir su acción. Es el mismo caso que cualquier otra superficie de la granja, solo que esta es de peor acceso que el resto.

¿Qué controles sencillos puede hacer un granjero para conocer el estado de las tuberías de la instalación?
El indicador más sencillo que puede emplear es el uso de detectores de residual del desinfectante que esté empleando para el agua. Si a la dosificación habitual empieza a observar descenso de la presencia de residual al final de la línea, puede empezar a sospechar que se está inactivando en el interior de la tubería y esta es una posible razón para ello.
Igualmente, el realizar análisis periódicos de agua es una medida más que recomendable para monitorizar el estado y salubridad de la misma tomando las muestras en diferentes puntos de la explotación; más cerca y más alejados del punto de tratamiento.
De todas formas, al margen de esto, el mantenimiento rutinario en cada vacío sanitario es la mejor medida para mantener las tuberías en óptimas condiciones entre diferentes lotes de animales. Lo mismo ocurre con los depósitos de agua y los depósitos para tratamientos medicamentosos, en los que la salida del agua suele estar situada un poco por encima de la base, por lo que siempre quedan restos de agua que no se limpian ni eliminan; siendo de gran importancia eliminar dichos medicamentos y residuos orgánicos por completo tras cada tratamiento.
Hay que tener presente que la bioseguridad no solo supone el evitar la entrada de patógenos del exterior, sino el evitar que estos se extiendan por la explotación y las contaminaciones cruzadas dentro de la misma.

 http://agrinews.es/entrevista/entrevista-con-rafael-arlegui/

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